Imaginemos llevar una vida perfecta, sin tristezas, sin amor, sin sufrimientos, sin debilidades, todo al alcance, sin tener que realizar ningún esfuerzo natural, y tener el poder de todo. Hermoso seria y soñamos como seres humanos. Pero la realidad es otra, cuando cada mañana te alistas para ir a trabajar o realizar tus quehaceres, o mirarte al espejo y ver que eres tu con debilidades y flaquezas.
En el transcurso de la vida, vamos aprendiendo a través de nuestras decisiones entre buenas y malas, errores cometidos que nos enseñan y forman nuestro carácter. Si no nos equivocamos jamas, no podríamos entender a los demás y solo viviríamos juzgando sus vidas y quedarnos solos en un rincón de la vida.